No más excusas. Empieza a escribir

Paseando por algunos grupos para escritores en redes sociales de los que soy miembro, no muy activo, por cierto, me he conseguido frecuentemente con posts de usuarios que confiesan que tienen el ferviente deseo de escribir. Quieren, sin lugar a dudas, ser escritores, pero afirman también, que no pueden comenzar una historia. 

Si te pasa lo mismo, te propongo este ejercicio mental.  Imagina que estas aburrido en casa, quieres ir a algún sitio, divertirte, salir de la rutina. Piensas que quisieras hacer: playa, parque, picnic, tomar unas cervezas, cine, almuerzo, disco, baile... ¡tantas posibilidades! pero no sabes qué, no te decides, así que te quedas en cama y no haces nada.

 
Definitivamente no solucionaste tu problema de aburrimiento extremo, es que ni siquiera lo intentaste. Claro, no tenías idea de qué harías, a dónde irías, con quién. Pero que pasa si te levantas, tomas una ducha, te vistes, subes al auto y empiezas a manejar (si no tienes auto, por favor imagina que si, ya sabes, para que mi ejemplo tenga algo de sentido) vas sin rumbo fijo, no sabes a donde ir. Pasas por ese parque que te queda de camino al trabajo; a donde van los niños a jugar. Notas que casi todos comen helado, te provoca uno, así que estacionas el coche y vas por un helado doble de chocolate o del sabor que prefieras. Cuando sales de la heladería tropiezas con Ana (puede ser Juana, María, Fulanita o la reina de Inglaterra, es tu amiga, pero tienen tiempo sin verse) ella se emociona mucho con aquel encuentro casual y te comenta que irá a la playa con unos amigos y que, le encantaría que los acompañaras, le dices que sí y ella te dice que esperarán al resto para tomar el autobús, pero tu tienes auto así que les caes como anillo al dedo. Llegan a la playa, ahí hacen un picnic en la arena, almuerzan, toman cerveza, tú solo tomas una porque conduces, recuérdalo, la prudencia por delante. Son las seis, vas de regreso a casa, has dejado a Ana y sus amigos y vas a poner combustible, y decides ir también por unos snacks, en la tienda te topas con Leonardo ( igual que con Ana, Leonardo pudiera ser Channig Tatum o Jason Momoa, usa tu imaginación) él también está cargando combustible, te dice que irá al cine con unos amigos, y te pregunta si quieres apuntarte, tu quieres ir pero recuerdas que vienes de la playa y tienes arena hasta en los calzoncillos, así que pasas, pero Leonardo insiste, les sobra un boleto y es para esa peli que tienes tiempo queriendo ver. ¡Vale! te ha convencido, pero quedas en encontrarte con ellos luego, pues definitivamente tienes que ir a casa a cambiarte la ropa. La función es la de las diez treinta de la noche, de modo que tienes tiempo.

 A media película todos en el grupo se aburren, no era lo que esperabas y después de ponerse de acuerdo entre susurros, salen de la sala y se van a un club que queda en el mismo centro comercial que el cine, pasan la noche bailando y tomando tragos con sombrillitas. Regresas a tu casa en taxi, porque, aunque no estás ebrio tampoco estás apto para conducir. Son las dos de la mañana te recuestas, y mirando al techo te das cuenta de algo (además del hecho de que tus amigos hacen muchos planes sin ti, y que sólo te has enterado de casualidad) has tenido un día y una noches increíbles. ¡y pensar que casi te quedas durmiendo en casa! pero no lo hiciste, te levantaste y te encaminaste, aun sin saber hacia dónde. Las oportunidades surgieron en el camino, y al final fue genial. Pensaste que podías ir al parque, a la playa, almorzar fuera, hacer un picnic, tomar una cerveza, ir al cine y a la disco. Al final, sin querer queriendo, materializaste todo lo que pasó por tu mente. Y ¿Cuál fue la diferencia entre hacerlo o no? La acción

¿Lo pillaste? Si, a veces sentimos que  tenemos millones de ideas revoloteando en nuestra cabeza, pujando todas por salir a la luz, pero no sabemos plasmarlas. A todos nos pasa, o por lo menos a la mayoría, o si no a la mayoría, al menos un pequeño de grupo de escritores nóveles pasamos por el trauma de no poder empezar a escribir y el mejor consejo que te puedo dar al respecto, basándome en la experiencia propia y por genérico que suene es: ¡Empieza a escribir! ¿y el consejo? ese es el el consejo, tan simple como eso, coge papel y lápiz, laptop, ordenador, o lo que uses y empieza a escribir cuanto se te ocurra, no importa si son frases dispersas, oraciones sin cohesión entre sí, al principio nada tendrá sentido, pero después todo fluirá. Ahora sin tanto romanticismo, a mi me funcionó, quizás a ti no, pero si no lo intentas jamás lo sabrás. En el siguiente artículo compartiré cuatro consejos prácticos para superar el bloqueo. 


 

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